martes, 27 de mayo de 2008

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Comenzó todo hace unos años cuando me puse a leer sobre Raúl Domínguez, el pintor de las islas de nuestro Paraná. Así, si bien estas imágenes no corresponden con su meticulosa investigación y conocimiento de la naturaleza, espero sirvan como una especie de homenaje a quién amó mis mismas aguas.

El primer proyecto que se me ocurrió fue hacer éste homenaje pintando en los muros de los galpones portuarios que van desde el Parque de España hasta la bajada del monumento a la bandera. Imaginé que la inauguración podría tener un concierto con músicos que catan al río como Jorge Fandermole. Hacer un show al río, reunirnos para hablarle, admirar su inagotable

movimiento, una solidez alcanzada a través de cambios continuos, la forma orgánica que emana su tierra, su extraña temporalidad donde nota

mos que el agua pasa pero viene de otro lugar.

Por ahora son solo pinturas, espero pronto habiten en otra imaginación y su río crezca en ella como raíces entre los remolinos de tiempos contrarios que solo los pájaros atraviesan cargando el árbol en su mirada para llevarlo al horizonte.

La pregunta tiene que ver con la cultura, ¿viene ésta de las formas del entorno que nos rodea?

Bueno aca van los bocetos y pinturas que tienen que ver con ésto.

















Ahora un texto que hise en la facu en el 2005 sobre Raúl Dominguez. Más de 60 años sobre las aguas del Paraná, y ésto es más que ser "artista", creo que en latinoamérica nadie lo es. Acá somos representantes de la cultura. No tenemos tiempo para el arte, hay que cargar con mucha historia y con todas nuestras vidas.

Raúl Domínguez: ideas estéticas.

Introducción

Creo que para que se comprenda el acercamiento a las ideas estética de Domínguez que pretendo hacer aquí se me hace necesaria la introducción de un texto donde expongo algunas ideas estéticas en torno a la belleza y a la imagen.

¿a través de una sinceridad subjetiva e individual puede llegar a comprenderse el arte de Raúl Domínguez o de cualquier otro artista?

En última instancia la búsqueda de la objetividad debe pensarse como subjetiva porque pertenece a algunos sujetos y no a todos, de la misma manera pueden verse las ideas de un

lenguaje universal y objetivo planteadas por Kandinsky y Mondrián. Todos son individuos y subjetividades que plantean la existencia de la objetividad. Lo objetivo aquí está en comprender esto último, pero sobretodo que el que escribe y los que leen son también sujetos.








La imagen[1]

Prólogo

Nos interesa nuestra imagen porque no es otra cosa que nuestro pensamiento mismo, y como todo pensamiento tiende tanto a la realización como a la expresión, sentimos la necesidad de llegar a alguien también a través de las imágenes. Pero lo que sucede también es que es tan bello percibir la hermosura de una persona, es decir, que ella nos envuelva para que no halla espacio entre nosotros y ella, que seamos un segundo ella en la congelada eternidad del tiempo de una de nuestras neuronas alejada de la energía cálida que habita en aquel planeta tan cercano al sol.

De todos modos nuestro pensamiento no tiene control y a veces se nos escapan cosas de la boca o de los gestos, todo se des-vía, se canaliza, se re-presenta, de-forma, ya no somos quién creemos que somos: somos sujetos sujetados de todas partes. Nuestra cultura es la principal productora de esas redes de contención, mecanismos de control, entramados de múltiples formas de combinar símbolos significantes; pero esto ¿es innato a nuestra propia condición de ser seres humanos?, ¿necesitamos de estos muros de contención para sobrevivir en esta infinita competencia selectiva representada por todas partes?

No me acuerdo porque empecé a escribir, lo cierto es que no quiero borrar, ni re-leer, porque no quiero tampoco de-formar lo que fui en ese instante, no podemos volver a vivir lo mismo, pero esto no quiere decir que no podamos captar el pensamiento de otra persona con la misma vivacidad en que fue formulado, ni que una expresión de pensamiento es más plena que la recepción de un pensamiento anterior, aún si fuera de nosotros mismos, con anterioridad; lo cierto es que será diferente.

Somos diferentes pero creo que una sensación o pensamiento puede pasarse en su totalidad , a través de la palabra, de una representación con imágenes, o de percibir un rostro gesticulando o no haciéndolo, o escuchando una palabra o un suspiro, etc.; el hecho reside en que caemos de vez en cuando en el encanto de la belleza de contemplar sin límites la atemporalidad del pensamiento-imagen de otra persona-cosa, siendo ella en el instante mismo de la creación del universo que no es otra cosa que el inexacto lugar donde son inspirados los poetas por la magia de las musas.

Quería decir, refiriéndome al párrafo del principio es que recibimos esa vida congelada en una eternidad sin límites de tiempo y espacio y la alojamos en nuestra eternidad, rompiendo con nuestra individualidad de manera tal que se fusionan ambas, sin límites ni muros, ni aislamientos, en una amalgama tal que no es otra cosa que la regresión a nuestro, como diría el psicoanálisis, estado fetal, donde mamamos de una carnosidad sin límites que se mantendrá encarcelada viva en los rejas de la racionalidad hasta que podamos finalmente liberarla cuando de una vez y para siempre comprendamos que fuimos eternos en la gaseosa vacuidad del topacio de las estrellas. De todas maneras, hasta que esto suceda, podremos contentarnos con pequeñas visitas que asustan en un principio, como lo sublime, que nunca podremos verbalizar o explicar porque tienen una lógica que escapa a esos muros de nuestro pensamiento-cultura, es más, puede llegar a derrumbarlos, y en efecto, una vez que nuestros límites se abren, la herida es algo que ya no podrá jamás volver a cerrarse y un poco de nuestra sangre correrá y sin tiempo en la divinidad.

Por suerte no soy científico y siento ganas de agradecer a la naturaleza por los conceptos que comparten sus seres, pensar un poco en esto es dejar vivir la eternidad de los pensamientos en nosotros, hacer una especie de pasamano, donde, a través de la espontaneidad de la expresión en mi caso, ya un nuevo pensamiento se va realizando, mezclando, amalgamando en mí mientras lo voy significando.

Así la belleza de un rostro se decidirá crucialmente en su interconexión con el pensamiento que lo habita; es decir, la forma se hace bella cuando transciende de sí para amalgamarse con la divinidad, cuando se nos aparece, aunque esté detrás nuestro derritiéndose en el aire que inspiramos. Por eso lo importante es estar bien parados en el universo siendo conscientes de que el lugar que ocupamos en él es líquido y, aunque ahora seamos sólidos, alguna vez nos disolveremos por la erosión del tiempo como entre la frescura del agua.

Así como todo árbol, unido a la tierra en su raíz y al cielo con sus ramas, es bello (creo que jamás escuche decir a alguien que la figura de un árbol es desagradable). El formular un discurso o hacer una obra lo son también, porque suponen la existencia de un receptor que les de vida en él, tener la posibilidad de vivir en otro una nueva existencia que es parte de una cadena infinita de traspasos de signos y símbolos que son a la vez, necesariamente también, icono del infinito que nos habita. La información de un objeto muestra en su complejidad factralista que ella es ese icono.

La manera de expresarse o percibir correctamente estaría en la realización o recepción placentera de la palabra, la imagen o el sonido, etc, para que estos entren en correspondencia con el alma de la naturaleza que les dio génesis.

Introducción

La introducción será así un análisis de la estructura sistemática de este trabajo, sin embargo prefiero el asistematismo, aquí además será más útil, ya que el texto intenta tratarse de la belleza y la belleza será esbozada posteriormente, desde un punto de vista, como el ordenamiento de la información que llega a nuestro ser a través de los órganos sensoriales.

Lo que intento decir es que voy a tratar de que este trabajo sea bello, que tenga una estructura ordenada, pero voy a optar por la estructura asistemática, ya que de esta forma y tiempo tipeo la hipótesis de que la belleza está en otra parte también, en una percepción más íntima o más profunda que la información sensorial.

Como sistema dentro de lo asistemático, quiero proponer una relación constante entre la forma de redactar esto, es decir la forma de organizar, sin sentido a veces, los signos, símbolos y conceptos, y la idea a la que se refieren éstos. Voy a afirmar que si hay belleza en pensamientos aparentemente desordenados, y esta belleza corresponde a un ordenamiento a través de relaciones no causales que se hallan sumergidas en el alma misma de la naturaleza, así esta expresión antojadiza y espontánea tiene su origen en que intenta representar las ideas que aquí se están soltando, es decir, intentan ser las ideas mismas. También me parece más fácil así porque a mi me salen las cosas así.

Es así de simple, se siente la belleza cuando llegamos a ordenar lo que percibimos, pero hay distintas formas de ordenar las cosas, una es en función de hacer visibles las relaciones causales que las unen y separan, esta forma de ordenar corresponde más a requerimientos para nuestra supervivencia; otra es a partir de relaciones analógicas, es percibir relaciones así sin sentido, como está ordenada una parte de este trabajo.

Arte apolíneo y arte dionisiaco

En la esfera del arte Apolo y Dionisio representan antítesis estilísticas que solo aparecen fundidas en la tragedia ática.

Intentaré aquí un análisis de las formas de creación artística bajo la influencia de estos dioses según lo planteado en “el origen de la tragedia” de Nietzsche y según también la forma de percibir la realidad; se tratará de un ida y vuelta entre la expresión artística y la realidad perceptual de los artistas dando por supuestas la representación recíproca de la una dentro de la otra.

Arte apolíneo

“Apolo es el dios de la bella apariencia, del mundo onírico, en el que cada hombre es artista completo, es la madre de todo arte figurativo”

“el sueño es juego del ser humano individual con lo real, el arte del escultor (en sentido amplio) es el juego con el sueño. La estatua; en cuanto bloque de mármol, es algo muy real pero lo real de la estatua en cuanto figura onírica es la persona viviente del dios. Mientras la estatua flota aún como imagen de la fantasía ante los ojos del artista, éste continúa jugando con lo real; cuando el artista traspasa esa imagen al mármol, juega con el sueño.”[2]

Apolo en su raíz más honda es el dios del sol y de la luz, se revela en el resplandor. Una imagen se nos revela al expulsar o reflejar la luz que un determinado objeto no absorbe, por lo tanto la imagen es información de la apariencia de algo que existe realmente bajo esa luz. El objeto real no es la luz o la información sensorial nos llega de él.

Un objeto irradia información que percibimos a través de los sentidos, pero no quiere decir que el objeto sea esa información; esto tampoco quiere decir que esa información sensorial, esa apariencia de un objeto, sea irreal. Aquí no nos estamos manejando con la idea platónica de que lo real es la idea.

De todas maneras si bien consideremos a la idea, adquirida por la información sensorial, de la existencia de un objeto o a la idea de la información sensorial en si como cosas reales; las cosas que se perciben a través de información sensorial son elementos individualizados, reconocidos, aislados y ubicados en un espacio sensorialmente adquirido. Se trata de un goce que se obtiene en la comprensión inmediata de la figura.

“en la vida suprema de esta realidad onírica tenemos sin embargo, el sentimiento traslúcido de su apariencia (…) el velo de la apariencia tiene que estar en un movimiento ondeante, y no le es lícito encubrir del todo las formas básicas de lo real. La verdad superior, la perfección propia de estos estados, que contrasta con la solo fragmentariamente inteligible realidad diurna, elévalo a la categoría de dios vaticinador, pero también ciertamente de dios artístico.”[3]

Hay una correspondencia entre la apariencia y la realidad. Se trata en realidad de que la imagen contiene la esencia de lo representado pero hasta cierto punto, hasta el punto en que es idealizada. La imagen puede mentirnos en cuanto no esté nuestra percepción preparada para descubrirlo.

La idea central del trabajo“percepción y creatividad” de Oscar Oñativia es que la percepción no es un a priori sensorial que se encuentra en la construcción elemental de toda visión del mundo, sino un producto cultural complejo y, por ende, antes de ser un hecho aislable en términos de sensaciones e impulsos primarios (a nivel psicofisiológico), es, en su totalidad, una variable de la personalidad y de la conformación histórica de ésta última en relación a determinado contexto histórico-social con el cual se plasma toda vida humana. Siendo la percepción un producto y no un elemento constitutivo, lo común, lo que tiene valor de ley general dentro del complejo perceptivo es la estereotipia, la rigidez perceptiva, el modelo simplificado de una organización-producto simplificada y ahorrativa de este poderoso instrumento que esta adaptado a las condiciones estandarizadas de la vida en grupo y en sociedad.

Apolo fue utilizado como dios de un arte ilusorio donde la naturaleza podía contemplarse a sí misma glorificada, en una esfera superior, elevada, por así decirlo, a lo ideal. Aquí la imagen resulta bella para el sujeto porque, al estar idealizada, resulta susceptible a un ordenamiento sistemático (a través de las proporciones por ejemplo).

El sentido de que Apolo haya sido el dios del arte para los griegos tiene que ver con la necesidad de estos de idealizar con la belleza una existencia que se les hacia dura de llevar.

Arte dionisiaco

“…descansa en el juego con la embriaguez, con el éxtasis. Dos poderes sobre todo son los que al ingenuo hombre natural lo elevan hasta el olvido de sí que es propio de la embriaguez, el instinto primaveral y la bebida narcótica (…) en ambos estados el principio de individuación queda roto, lo subjetivo desaparece totalmente ante la eruptiva violencia de lo general-humano, más aún, de lo universal-natural. Las fiestas de Dioniso no solo establecen un pacto entre los hombres, también reconcilian al ser humano con la naturaleza (…) cantando y bailando manifiéstase el ser humano como miembro de una comunidad superior, más ideal: ha desaparecido a andar y a hablar; más aún se siente mágicamente transformado (…) en él resuena algo sobrenatural, se siente dios: todo lo que vivía solo en su imaginación ahora él lo percibe en sí. (…) no es ya un artista, se ha convertido en una obra de arte (…) la potencia artística de la naturaleza, no ya la de un ser humano individual, es la que aquí se revela.”[4]

Dioniso es el dios que hace sentir al ser humano la magia de haber sido este configurado por la naturaleza. En esta embriaguez él es una obra de arte, la obra de la naturaleza y se siente toda esta naturaleza.

Aldous Huxley describe sus experiencias prácticas con la mezcalina, el principio activo del peyote, una de las drogas más distinguidas: “Pasé varios minutos -¿o fueron siglos?-, no en mera contemplación de estas patas de bambú, sino realmente siendo ellas o, todavía con más precisión – pues yo no intervenía en el asunto, como tampoco, en cierto modo, “ellas”-, siendo mi No-mismo en el No-mismo que era la silla.”[5]

Es claro en esta descripción como se siente la ruptura del principio de individuación y la existencia del individuo que percibe dejando éste de tener preeminencia.

Con la ruptura del principio de individuación ya no hay para la percepción del hombre límites ni temporales ni espaciales con lo que lo rodea. Se siente unido a una gran masa de información corporal que armónicamente lo aplasta. No puede distinguir entre la información sensorial útil para su supervivencia y la que no lo es.

“lo verdaderamente importante era que las relaciones espaciales habían dejado de importar mucho y que mi mente estaba percibiendo el mundo en términos que no eran los de las categorías espaciales. En tiempos ordinarios el ojo se dedica a problemas como ¿Dónde?, ¿A qué distancia?, ¿Cuál es la situación respecto a tal o cual cosa? En la experiencia con mezcalina, las preguntas implícitas a las que el ojo responde son de otro orden. El lugar y la distancia dejan de tener mucho interés. La mente obtiene su percepción en función de intensidad de existencia, de profundidad, de significado, de relaciones dentro de un sistema (…) ello no significa desde luego la abolición de la categoría del espacio. Cuando me levanté y caminé, pude hacerlo con absoluta normalidad, sin equivocarme en cuanto al paradero de los objetos (…) la mente se interesaba prioritariamente, no en las medidas y las colocaciones, sino en el ser y en el significado (...) había mucho tiempo, pero no importaba saber exactamente cuánto. Hubiera podido, desde luego, recurrir a mi reloj, pero mi reloj, yo lo sabía, estaba en otro universo. Mi experiencia real había sido, y era todavía, la de una duración indefinida o, alternativamente, la de un perpetuo presente formado por una apocalipsis en continuo cambio.”[6]

En relación a esto podemos estar de acuerdo con el filósofo de Cambidge Dr C D Broad que decía que haríamos bien en considerar con más seriedad que hasta ahora el tipo de teoría que Bergson presentó en relación con la memoria y la percepción de los sentidos. Según estas ideas, la función del cerebro, el sistema nervioso y los órganos sensoriales es principalmente eliminativa, no productiva. Cada persona, en cada momento es capaz de recordar cuanto le ha sucedido y de percibir cuanto está sucediendo en cualquier parte del universo. La función del cerebro y del sistema nervioso es protegernos, impedir que quedemos abrumados y confundidos por esta masa de conocimientos en gran parte inútiles y sin importancia, dejando fuera la mayor parte de lo que de otro modo percibiríamos o recordaríamos en cualquier momento y admitiendo únicamente la muy reducida y especial selección que tiene probabilidades de sernos prácticamente útil. Conforme a esta teoría, cada uno de nosotros es Inteligencia Libre.

Para Huxley hay una “válvula reducidora” del cerebro y del sistema nervioso porque “…en la medida en que somos animales, lo que nos importa es sobrevivir a toda costa.”[7]

En el campo artístico la embriaguez, haciendo sentir al hombre como una obra de arte de la naturaleza (intensificando todas las impresiones, las visuales por ejemplo, “…el ojo recobra parte de esa inocencia perceptiva de la infancia, cuando el sentido no está inmediata y automáticamente subordinado al concepto.”[8]), uniéndolo a todo; también reduce su necesidad de crear, el no es un artista sino una obra perfecta. “quien toma mezcalina no ve razón alguna para hacer nada determinado y juzga carentes de todo interés la mayoría de las causas por las que en tiempos ordinarios estaría dispuesto a actuar y a sufrir.”[9]

Un artista no podría producir una obra sin un mínimo razonamiento sistemático para organizar la información sensorial, es la materia lo que aquí tenemos para producir un registro en el tiempo y comunicarnos.

“El razonamiento sistemático es algo de lo que tal vez no podamos prescindir ni como especie ni como individuos, pero tampoco podemos prescindir, si hemos de permanecer sanos, de la percepción directa, cuanto menos sistemática mejor, de los mundos interiores y exteriores en los que hemos nacido. Esta realidad es un infinito que está más allá de toda comprensión y, sin embargo, puede ser percibida directamente, y desde cierto punto de vista, de modo total.”[10]

“Cerca del fin de su vida, Aquino experimenta la Contemplación Infusa. Después de esto, se negó a trabajar en su libro no terminado. Comparado con esto, cuanto había leído, discutido y escrito –Aristóteles y la Sentencias, las Cuestiones, las Proposiciones, las majestuosas Summas-, no era más que broza o paja. Para la mayoría de los intelectuales, una huelga de brazos cruzados así sería una equivocación y hasta algo moralmente malo (…) había conquistado el derecho, en esos últimos meses de su mortalidad, a pasar de la broza o paja meramente simbólica al pan del Hecho real y sustancial.”[11]

La necesidad del arte como símbolo desaparece si en la embriaguez no se está detrás de sí mismo. Para Merleau-Ponty "Un pensamiento que se contentará para con existir para sí, al margen de las incomodidades del discurso y la comunicación, caería en la inconsciencia en cuanto apareciese, (...) ni siquiera para sí existiría."[12]

“así como la embriaguez es el juego de la naturaleza con el ser humano, así el acto creador del artista dionisiaco es el juego con la embriaguez (…) el servidor de Dioniso tiene que estar embriagado y, a la vez, estar al acecho detrás de sí mismo como observador. No en el cambio de sobriedad y embriaguez sino en la combinación de ambos se muestra el artista dionisiaco.”[13]

Pero el arte dionisiaco rigurosamente es el arte del dios Dioniso con nosotros, es estar embriagado sintiendo el alma de la naturaleza en su totalidad, el hecho real y sustancial, sin la existencia ya de nuestro ser individual y sin la necesidad de organizar sistemáticamente información de ningún tipo, ni para nosotros mismos, ni para comunicarla. Así el sentido de comunicar o expresar es algo que tiene más que ver con lo apolíneo, con el sujeto individual que desea modificar su existencia.

Conclusión

Así como el arte de la imagen se enriquece con la visión dionisíaca del mundo debido a que ésta con la bebida narcótica produce una comprensión más rica de la imagen sensorial, un acercamiento más directo a la información de la figura sin la intersección de información accesoria a ésta última; tenemos que es imposible, debido al debilitamiento de la voluntad individual que produce la embriaguez, la existencia de un arte dionisiaco pleno. Un mundo donde todo se hace bello, donde no es necesario actuar para transformar nada.

Lo más cercano al arte dionisiaco es el gusto del artista que está en conciliación con todo lo que salga de él y descubre que es una intuición natural que no responde a su ser sino al ser de la naturaleza. Aquí el juego del pintor estaría en perderse en el movimiento de la naturaleza (en el suyo), en entender sus más esenciales formas de colores brillos y sombras y la naturaleza armónica del color, su complacencia esta en estar perdido en ellos y en la unión de sus límites. Este artista, como diría Borges, habla de una fábula de la que desconoce su moraleja. Se trata de hundirse en la acción misma de pintar, olvidándose de sí, de su individualidad para ser el instrumento que suelta la armonía de la naturaleza. Solo después de su creación puede entender con la razón los diálogos entre las formas o entre los elementos pictóricos. Diálogos que también fueron más allá de las relaciones causales. El artista aquí debe estar embriagado por la creación artística sintiendo en él la fuerza creativa de la naturaleza, de otra manera su obra será traer un mundo ya conocido, esteriotipado. Para éste artista no debe haber necesidad de mejorar algo de la vida biológica a menos que sienta el Hecho real y sustancial de hacerlo pero siempre trayendo consigo un lenguaje nuevo de formas que esencialmente contengan algo. El artista debe estar conciente de sí como un comunicador de realidades perceptivas. Debe extraer de la embriaguez de la percepción de la naturaleza la esencia viva de ésta para introducirla dentro de la información sensorial que va a comunicarnos.

Se necesita de materia física, en el espacio y tiempo para la comunicación así como también toda existencia la necesita. El arte debe pensarse como la forma de traer a través de la información sensorial la esencia de la naturaleza que esta contiene. Como nuestro ser, una obra de arte depende de una expresión matérica (también se supone que los conceptos dependen de un soporte de éste tipo, por ejemplo la figura del símbolo o la vibración del espacio con la pronunciación de un sonido, etc.) para trascender de sí. Hay una necesidad en todo de existir como algo diferente e individual, quizás ésta sea la esencia de la naturaleza, lo que la hace infinita en tiempo y en espacio. No hay una esencia sin una forma que la represente, ya sea a través de los símbolos discursivos, de las imágenes, o del volumen, o del sonido, o del gusto, o del equilibrio.

Por eso la propuesta de este trabajo fue creer en las posibilidades de la percepción de las apariencias sensibles para producir un acercamiento real al de la existencia verdadera y sustancial. El hecho esta en que hay que dejarse embriagar por la apariencia y confiar en que tiene una relación directa con esta existencia verdadera. Hay que educar nuestra percepción porque según Merleau-ponty, es “una especie de anteojeras de la percepción natural del mundo, a la que enturbia y mediatiza.”[14]

Aquí vimos más o menos como el hecho de experimentar con ciertos estados de conciencia ayuda al artista a encontrar el objeto que percibe como la primera vez, en aquello que es más auténtico, más verdadero y bello, antes que este sea sofisticado y cubierto por capas de sentido agregadas, por las ocupaciones, compromisos y prejuicios que nos imponen las necesidades y requerimientos de la vida común.

Raúl Domínguez

Preguntas

Se trata de un sujeto que se interesó mucho en el río, se dedicó a conocer todas sus intimidades para poder representarlas. No lo afirma casi directamente nunca pero cree que para representa algo hay que conocerlo en su totalidad. De aquí deriva su naturalismo. Quiere hacer conocer lo que conoce.

Quizás los límites que hay que respetar para sobrevivir en el río (y sobreviva su cultura) son los mismos contornos de su imagen naturalista.

Quizás el continuo movimiento estético de las aguas del río, es una infinitud sin límites atemporal que le atrae.

Quizás ahí, en el choque entre los límites y lo ilimitado, es donde encuentra la libertad.

Me seguí preguntando después de leer su libro “El Paraná y las islas” cuáles son sus ideas estéticas. Es como que yo buscaba algo, una elaboración de conceptos más (podría decirse) espirituales o profundos, que subyazcan a sus imágenes. De hecho fue un error o un prejuicio, debe ser por lo acostumbrado que estoy a las rebuscadas justificaciones conceptuales del arte contemporáneo. Los conceptos de su libro se corresponden con esa labor constante en su pintura, y su gran obra: el museo “El Paraná y las islas”. Simplemente se trata de mostrar lo que comunmente se denomina “la realidad”; es decir una imagen de las cosas, las información sensorial de la cosa tal cuál la percepción ordinaria de la vida, sin interferir en nada pero detalladamente, sin que falte nada tampoco.

Tampoco creo que podemos conformarnos con ésta exagerada simplificación. Alcanza con leer unas palabras escritas por él sobre una tabla que se encuentra entre los objetos y cuadros del museo, dice así:

“La disciplina de apariencia ingrata es para mí un método que me proporciona la libertad de volar.”

Yo no soy el que sabe cómo hacer un acercamiento conceptual a conceptos del arte que escapan de lo conceptual. La pregunta central de todo este trabajo sería: ¿escapan?

El planteo estético de Domínguez habita en que cree en la imagen natural de las cosas, en los conceptos o relatos que transmite esta imagen y en la suposición de que estos conceptos e imágenes tienen una magia que derrumba barreras temporales y espaciales para sumergirnos en las vivencias de su vida, en los lugares por los que caminó.

“Sin pretender ser juez, ni dueño de la verdad, quiero en este libro, luego de más de medio siglo de convivencia, dejar esa documentación, para que sea de utilidad a aquellos que no tuvieron la ocasión de vivir esa feliz etapa ya prácticamente finalizada, donde el isleño será en breve tiempo, un extraño en su reducto”[15]

Hay que tener en cuenta, buscar en sus palabras cuáles son los motivos por los que pinta, las olas que mueven su pincel, a ver claro de dónde baja la corriente y a dónde va; y, porque esta convencido de que para representar algo hay que conocerlo, cómo ve pasar esa corriente, cuál es el tipo de acercamiento que utiliza para conocer y representar.

“A partir de los 13 años el paisaje isleño comenzó a adueñarse de mí, lentamente me atrapaba. Desde un primer momento comprendí que las bellezas que me ofrecían las islas eran apasionantes y profundas; y su paisaje, su flora y fauna y sus personajes me obligaron a verlas no como simple turista, sino como islero que quiere su espacio”[16]

Quizás la representación es un acercamiento, una transmisión de información (conocimiento) entre el paisaje y él.

¿Por qué su texto considera tanto sus comienzos y encuentros con el río?, ¿por qué se remonta tanto tiempo atrás siempre?, ¿será que el pasado yace en lo profundo?

Naturalismo y regionalismo

¿Sabe que aquí la cultura sale del río y de la luz que lo ilumina, porque allí nacen todas sus criaturas, toda su vida?

Siente la necesidad de mostrar sus vivencias, sumergido en el mundo que lo rodeo toda su vida: el Paraná y sus islas, “las que se aman y se comprenden con el lento trajinar por ellas.”[17]

Aquí está su constante disciplina para comprender, la misma que para representar.

Así su obra es naturalista por necesidad porque pretende mostrar los misterios que le atraen, que se hallan en las imágenes originales de lo regional.

“las vivencias a través de contactos directos con la gente lugareña, sentí la necesidad y casi una obligación de volcar en este libro, a modo de relato, sin la pretensión de competir con una obra literaria a veces carente de sabor regional, alejada de conocimientos auténticos”[18]

Se puede suponer que confía en que la imagen es la realidad, la información es la realidad, lo verdadero, porque a veces en la vida del hombre de río no hay otra opción.

“Nunca dudé del tiempo empleado para dejar no solo constancia del paisaje, que trato de documentar con fidelidad, sino para poder ser el humilde portavoz de ese pedacito, casi ignoto, suelo argentino”[19]

Es como que su planteo trata de justificar la pertenencia de una tierra o naturaleza y la cultura que deriva de ella a los individuos que la habitan. La cultura parece emanar del paisaje y de los hombres que lo habitan, la cultura es la relación del hombre con su tierra. El énfasis en el naturalismo está en que cree necesario conservar el paisaje, las imágenes de éste, porque de éstas deriva la cultura. Para pintar algo hay que sentirlo auténticamente, hay que pertenecer a su naturaleza. La cultura es la expresión de la naturaleza de la vida. La naturaleza expresa su arte.

El naturalismo aparece como una forma de evitar la transformación de lo regional, del paisaje natural que esta sufriendo un cambio brusco.

“El afán comercial ha modificado bruscamente toda esa región, terminando con sus riquezas naturales, depredando y arrasando sin piedad, no sólo en cuanto a su flora, fauna, sino con algo más sagrado que es su autentico folklore.”[20]

¿Para qué transformar estéticamente en su pintura una naturaleza que es en sí bellamente enigmática?

“Yo no he sido tan cándido en no aceptar el cambio propio que sugiere la evolución transmitida de padre a hijo; esa evolución la he vivido y la he comprendido; pero no el cambio brusco, irrespetuoso, para llenar falsas expectativas, donde el isleño dueño de la tierra sufre las mismas consecuencias de quienes fueron avasallados por los colonizadores.”[21]

Se trató su obra gráfica de hacer sobrevivir o exportar a través del tiempo una imagen que será en su destino arrasada por la contaminación estética. (cultural, política, ecológica también)

“mi interés por dejar en relatos y en un vocabulario regional, me comprometió a rastrear sus orígenes, su vida actual, la flora, fauna, costumbres”[22]

Pretende hacer resistir a la cultura de la región a salvo de la globalización cultural, y no la legitimación de grupos minoritarios dentro de la cultura occidental.

No se si él creyó hacer arte o cultura, lo que el pretendía es conservar a través de documentar, con sus imágenes, relatos y fotos, una cultura, su cultura, la del hombre de la orilla del Paraná.



[1] Este texto (“la imagen”) que utilizo para comenzar el análisis sobre las ideas estéticas de Raúl Domínguez lo estuve escribiendo en éstos últimos meses como un restante que me quedó a causa de estar cursando éste año las materias Historia IV y Seminario, es como que me quedé con ganas de verbalizar mis ideas estéticas

[2] Nietzsche, “el origen de la tragedia”

[3] Nietzsche, “el origen de la tragedia”

[4] Nietzsche, “el origen de la tragedia”

[5] Huxley, “las puertas de la percepción”

[6] Huxley, “las puertas de la percepción”

[7] Huxley, “las puertas de la percepción”

[8] Huxley, “las puertas de la percepción”

[9] Huxley, “las puertas de la percepción”

[10] Huxley, “las puertas de la percepción”

[11] Huxley, “las puertas de la percepción”

[12] Merleau-Ponty “fenomenología de la percepción”

[13] Nietzsche, “el origen de la tragedia”

[14] Merleau-Ponty “fenomenología de la percepción”

[15] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[16] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[17]Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[18] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[19] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[20] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[21] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

[22] Raúl Domínguez, El Paraná y las islas”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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GRACIELA.DOMINGUEZ dijo...

MUSEO DEL PARANA Y LAS ISLAS ESTA UBICADO EN LA PARTE ALTA DE LA FLUVIAL DE ROSARIO ZONA SUR ABIERTO AL PUBLICO SABADOS Y DOMINGOS Y DE LUNES A VIERNES DELEGACIONES Y ESCUELAS VISITAS GUIAS DEL MUSEO INTERACTIVO DEL PINTOR RAUL DOMINGUEZ EL PINTOR DE LAS ISLAS ENCONTRARAN FAUNA,FLORA VIDA Y COSTUMBRE DEL ISLERO LLAMAR 03414398679 O 153208024 GRACIELA DOMINGUEZ HIJA DEL PINTOR LOS INVITA .....................GRACIAS PEDIR TURNO DE VISITAS GUIADAS
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